sábado, 8 de marzo de 2014

Libertad Animal

Jack y Eva habían dibujado sus vidas similarmente, buscaban un mismo desenlace, la resolución que no se podía encontrar en ninguna sociedad, ni en ninguna otra persona.
Se conocieron en pleno paisaje. Él la invitó a continuar, y así lo hicieron juntos. Durante el viaje Jack le explicó su historia particular:

-          En un sueño hablé con un ser libre. Amante de su propio camino. Este huyó de toda frontera y de todo límite. Yo siempre había decidido en senderos ya ahondados, pero esta imagen me hizo pensar. Por lo que cuando desperté nací de nuevo. Ahora tocaba elegir, actuar, vivir. Y ante un velo imposible de quitar, desaparecí, para así poder volar libre.
De pequeño tenía sueños como todo niño, aunque… no eran sueños, eran ideales en boca de algunos. Pensaba en alcanzar algo que llegaría a ser muy importante para mi vida, algo magnífico. Sin embargo estaba equivocado, y además vacío. En un armario de mi interior encontré respuesta a una pregunta que no me había aparecido: Que jamás había deseado nada de eso, todo lo que me daban ya estaba planificado, solo faltaba un sujeto para rellenar el molde. Contaba con un bienestar material, que me daba la sensación de agradecimiento a mis padres; pero estas cosas que tenía eran las que en realidad me ataban, como si tuviera barreras.
Ellos, testarudos, planteaban mi futuro en un calendario; mientras yo dudaba de quien estaba más asustado, si ellos o yo mismo. Así que abrí mi jaula y escapé. Por ello me persiguieron la inmovilidad, el miedo, la hipocresía y el dolor. Yo solo buscaba algo simple: Mientras observaba a gente luchando como auténticos soldados, a esclavos definiéndose como tales, a poetas bajo el lodo… yo me buscaba a mí. Todo lo que anhelaba era mi libertad, y sobretodo, mi bastión ocultado en la vacuidad.
En mi trayecto, algunas personas me definieron como “capaz de lograr grandes cosas”. Yo ni siquiera me planteaba eso, pues aunque pudiera ser una pieza perfecta para ese ajedrez, mi lugar no estaba allí, no quería tal vida. Dejaría de ser un peón, para así ser el jugador.
Y así acabé aquí y allí, siendo preso de mi búsqueda, de la naturaleza, y del tiempo.

Tras un corto silencio, Eva comprendió. “Colgando en distintas bolsas, pero con un mismo destinatario.“. Largo tiempo después de su marcha de la habitación urbana que sus padres le costeaban para así buscar trabajo, todo se había vuelto distinto, tan oscuro y a la vez tan extraño. En un intento de encontrarse preguntó:

-          ¿Sentías soledad en esos días de insomnios y cadenas?
-          Sí, estaba perdido, y solo sabía ver reflejos de mí mismo.
-          ¿Ahora la sientes?
-          Siempre la he sentido, al igual que tú. Somos gorriones perdidos, que buscan una bandera ondeante, la que nos muestra nuestro nido.
-          Sí… ¿Pero cómo encontrar esa bandera?
-          Por eso escapas, ¿no?, para responderte.

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