miércoles, 12 de febrero de 2014

Ascuas

Miles de puertas traspasadas.
Al igual que las historias contadas.
Lo vivido y sentido.
El hecho de haber permanecido.

Montañas de rocosos sentimientos,
arrebatan esa libertad que huye,
que se esconde entre lo que fluye,
y que nadie quema con pensamientos.

Se alzan castillos,
de blancos puentes.
Ornamentados por elecciones,
que alimentan los destinos.

Profundidad inhóspita asola.
Miles de mentiras flotan,
como noches que se agotan.
Aunque nada destruye la flora.

Y los cuentos explotan,
en el fin del muro.
Los elegidos evocan,
lo que era tan duro.

El fuego se enciende,
en una hoguera inestable,
que casi apagada,
renace de la nada.

El reloj se para,
para avanzar más imperioso.
La luna se aclara,
y sale del foso.

Tierras brunas recorrió el soñador,
tan seco como el frío suelo.
Que atravesado por hielo,
se transformó en ardor.

El sol siempre iluminó,
y los senderos le marcó.
Ni las tempestades podrían derribar,
el imperio que acababan de culminar.

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